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| Documento del Archivo Histórico Diocesano de Guadix |
Autor: José Rivera Tubilla
Fuente: Archivo Histórico Diocesano de Guadix
En el Guadix del siglo XVI existían baños públicos herencia de los baños árabes del tiempo en que permanecieron en nuestra ciudad. Tenemos constancia de unos baños propiedad de D. Rodrigo de Mendoza, Marqués del Zenet, que estaban situados en el solar donde se construyó el convento de Santiago y otros donde se levantó el convento de la Concepción. Estos eran los principales, aunque habría otros baños públicos.
Los moriscos accitanos del siglo XVI, aunque habían pasado sesenta y cinco años desde que la ciudad había sido tomada por los Reyes Católicos, seguían conservando sus propias costumbres. La Iglesia era consciente de que a pesar de haberse bautizado y ser ya cristianos nuevos, sin embargo continuaban con las prácticas mahométicas en secreto.
En 1550, el obispo D. Martín de Pérez de Ayala, después de hacer la visita pastoral en Guadix y obispado, comprobó por la información que recibió de los párrocos que “de bañarse los cristianos nuevos el día del jueves se sigue grande ofensa a Ntro. Sr. por querer imitar a los moros y permanecer todavía en la secta mahomética”, por lo que siendo su intención poner remedio a esta situación y apartar a los cristianos nuevos de esta secta y de sus ritos, decretó que los bañeros del obispado no consintieran que los cristianos nuevos se bañaran los jueves, desde el mediodía hasta el viernes por la mañana, bajo penas a quienes incumplieran el mandato.
El obispo D. Martín tomó esta decisión después de cerciorarse por los testimonios de párrocos de Guadix y de pueblos donde existían baños y de algunos cristianos nuevos. Luis Turel, cura del Marchal, manifestaba que “sabe e ha visto que los moros en Berbería, desde el jueves por la tarde, cuando sale en el cielo una estrella que los nuevos cristianos llaman 'nahum azala', hasta el viernes por la tarde cuando vuelve a salir la estrella, tienen este tiempo por solemne y hacen el 'guado' mayor en los baños —consistía en lavarse las manos hasta el codo, la boca, la cara y los pies tres veces, la cabeza hasta la mollera y echarse agua por el cogote—, para estar preparados para el viernes hacer el 'azalá' en la mezquita —oración ritual que se inicia con la recitación de la 'Al-Fatiha', el primer sura del Corán—". El que esto declara dice que esto lo conoce porque ha estado cautivo en Berbería más de 4 años y lo ha visto, además sabe, porque hace mucho tiempo que vive en este reino y trata con los cristianos nuevos, que los de este obispado frecuentan más los baños los jueves por las tardes con objeto de estar preparados para hacer los ritos mahometanos el viernes, como tienen por costumbre los moros por ser un precepto de su religión prescrito en el Corán.
Alonso Roldán, cristiano nuevo, vecino de Guadix, de 55 años, declara que los moros desde el jueves por la tarde al viernes por la noche celebran y hacen su fiesta “como lo manda el precepto de Mahoma” y lo sabe porque cuando era moro y en tiempo de su padre y de su madre lo vio usar y guardar… También se acuerda que siendo muchacho no iba a la escuela los jueves por la tarde por respeto de la solemnidad que celebraban.
Uno de los curas de la parroquia de Sta. Ana, Sebastián de Quesada, que llevaba en Guadix entre los cristianos nuevos unos 40 años, decía en su testimonio que él vio “diversas veces a muchos cristianos nuevos que con especias de la Alpujarra y del Marquesado del Zenete hacían muchas ceremonias mahométicas y que aunque estaban bautizados no se llamaban entre ellos con el nombre cristiano.
A Luis Boquerón, cristiano nuevo de la parroquia de Santiago, de unos 70 años le fue tomado testimonio en presencia de Juan Gómez, Beneficiado de Huéneja y de Juan Díaz, clérigo fiscal, arábigos, y declaró y firmó en árabe por ser su lengua.
Los moriscos estaban dando motivos para que el obispo considerara las casas de baño como lugar de perversión por lo que en el Sínodo de la diócesis de Guadix y Baza convocado en 1554 por el obispo D. Martín de Ayala en el título 6º capítulo XXV se dice: “Porque los baños de este reino de Granada y de nuestra diócesis, especialmente los artificiales, no son sino unas oficinas del demonio donde por las visitas nos consta cometerse muchos pecados, deshonestidades y ofensas a nuestro Señor y hacerse en ellos ritos mahométicos abominables contra nuestra santa fe católica…exhortamos a todas las ciudades, concejos, señoríos, gobernadores o personas privadas que tuvieran dominio en los dichos baños procuren que no se ofenda tan desenfrenadamente a Ntro. Señor poniendo como bañeros — encargados de los baños—, a cristianos viejos y no a cristianos nuevos (moriscos) o que cierren los baños que no tengan luces de noche, porque es en este tiempo cuando más se ofende al Señor”. Este decreto del Sínodo suponía que los bañeros moriscos permitían que en los baños se realizasen ritos propios de los mahometanos.
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