Texto y fotos: Antonio Esteve Armero
Aprovechando estas dos semanas de vacaciones, nos adentramos en las montañas alicantinas para conocer uno de los varios poblados moriscos que aun se conservan por la zona de Vall d’Alcala en la Marina Alta.
En 1609 los moriscos fueron expulsados del Reino de Valencia. Un tercio de la población partió rumbo a Orán, dejando atrás sus alquerías y bancales. Ahora, 400 años más tarde, los actos conmemorativos en la Marina Alta, donde hasta un 60% de la población era morisca, provocan la añoranza de un legado que nunca se pudo producir.
La Mancomunidad Cultural de la Marina Alta (Macma) y la Fundación Cirne de Xàbia, en colaboración con los ayuntamientos de la comarca, se han unido para reivindicar la memoria de aquel pueblo que fue condenado al exilio. Además de los diversos actos educativos y culturales que están teniendo lugar en los diferente municipios de la Marina Alta, el Consell Valencià de Cultura se quiso unir a esta causa celebrando una sesión extraordinaria precisamente en el lugar que vio nacer a Al-Azraq, el caudillo de los ojos azules que se sublevó 3 veces contra el Rey de Aragón Jaume I.
Un poco de Historia, Desde el Azul a la expulsión de los moriscos
Hace alrededor de 800 años “el Azul” nació en la Vall d’Alcalà, y heredaría después un vasto dominio entre las montañas del interior de los que ahora conocemos como las Marinas Alta y Baja. Su respeto hacia Jaume I era casi tan intenso como su antagonismo. Nacidos y muertos en años muy cercanos, el uno fue némesis del otro.
El rey pelirrojo conquistó Valencia a base de acuerdos y no saqueos, y cuando alcanzó Dénia, envió a su hijo Alfonso a firmar el Tratado de la Jovada, por el que Al-Azraq renunciaría progresivamente a algunos de sus castillos a cambio de una tregua.
Al final la historia quiso que Al-Azraq fuera expulsado de sus tierras, aunque volvería casi dos décadas más tarde, ya sexagenario, para encontrar la muerte en Alcoy ante el ejército cristiano inspirado por San Jordi.
A pesar de la triste derrota de aquel romántico jefe moro en 1276, su pueblo perduró en el agreste terreno de las montañas de la Marina Alta otros 400 años más. En 1576, los mudéjares, o musulmanes españoles que vivían en territorio cristiano, fueron obligados a ser bautizados, y partir de entonces se les conocieron como moriscos.
Pero en 1609, en plena guerra contra los turcos, la Iglesia y el Rey Felipe III optaron por deshacerse directamente del problema a través de la expulsión de aquellos “nuevos cristianos”. El Reino de Valencia perdió un tercio de su población, y con ellos se fueron su cultura y su legado histórico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario