por GERARDO MUÑOZ LORENTE
LA EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS EN LA PROVINCIA DE ALICANTE (XXV)
Tras deponer las armas, los más de diez mil moriscos rebelados en el valle de Laguar sufrieron la rapiña de la soldadesca y el secuestro de sus hijos antes de ser embarcados hacia el exilio.
Tras sufrir nueve días de asedio en el peñón más alto del Valle de Laguar, acuciados por la sed, los moriscos entregaron sus armas. El capitán Del Corral anotó: "serian las de fuego 200 sin municion alguna"; y Escolano describe cómo "baxaron todos de la sierra, con tanta prissa, que al medio dia ya no quedava persona en lo alto; con ser mas de treze mil entre hombres y mugeres, no contando los niños. Arrojavanse a las aguas como rabiosos, y algunos bevian tanto, que se quedavan rebentados".
Mejía no sabe cómo explicar su triunfo al virrey: "Paresciere si no fuere menester dar quenta dello a S.M. yo no hallo ahora de q. dalla a v. Exª. sino q. a sido oy un espectaculo estraño el ber vajar a esta gente por estas montañas", en su carta fechada el mismo día 29; en la que añade con satisfacción y relajada franqueza: "(É) he tenido por mejor victoria el haverlos hecho vajar sin q. cueste una gota de sangre".
A pesar de lo escrito por Mejía, en lo alto de la sierra fueron encontrados gran cantidad de cadáveres. Unos 4.000 según Giner Guerri. Entre ellos no estaba el cuerpo de Cristóbal Mellini porque la noche anterior había huido; y no fue el único. Así lo cuenta Fonseca: "No todos los Moriscos que estavan en la Sierra rebelados quisieron passar con el concierto hecho con D. Agustin Mexia. Contradixo quanto pudo Mellini, el qual, viendo el negocio mal parado y sospechando que para el por ventura no hubiera misericordia, cogiendo un tesoro que estava escondido en lo aspero el monte, se huyo aquella noche y se llevo muchos de sus amotinados. Persiguiéronlos los soldados de la milicia efectiva". El gobernador de Denia, Cristóbal Sedeño, en la relación del embarque de aquellos moriscos del Valle de Laguar, apuntó: "Uhieron de la montaña 2.000 que ahora andan por el rreyno derramados". Más adelante veremos los problemas que causaron estos y otros fugitivos a las autoridades.
CAUTIVOS
Escolano no decía verdad cuando escribió que fueron muy bien recibidos los moriscos que bajaron del tercer peñón, tras la rendición.
Ciertamente Mejía se opuso a los señores que acudieron al Valle de Laguar exigiendo que se les entregase el 6% de los moriscos que, según el decreto de expulsión, podían quedarse; pero no fueron pocos los que al final se quedaron como cautivos y luego fueron vendidos como esclavos, sobre todo niños.
También mintió Mejía sobre el trato que recibirían tras su rendición: "Murieron muchos en el camino", reconoce Escolano más adelante, "los demas llegaron a tan increyble miseria, que no solo los padres por la hambre davan sus hijos a los Christianos que conocian, mas aun los vendian a los soldados estrangeros por una quaderna de pan, y por un puñado de higos: calamidad que yguala al castigo que embio Dios sobre el descreydo pueblo de los Judíos por haber negado y desconocido a Dios. Por los caminos los llevavan medio arrastrando a la embarcacion, y les quitavan los hijos y las mugeres, y aun la ropa que trahian vestida: y llegavan tan desbalijados, que unos medio desnudos, y otros desnudos del todo se arrojaban al mar, y entravan por el agua a las gargantas, por llegar a embarcarse: y se entiende que la mayor parte dellos murieron en el passaje, y antes de la embarcacion (É) permitio el cielo que en mil cosas se les faltase a lo prometido, y que sus hijos, mugeres, y aun ellos quedassen por esclavos en el Reyno: si bien despues su Magestad mandò declarar con bando publico que no lo eran".
En términos igual de crueles detalló Fonseca esta rapiña: "Fue grandisimo el número de niños y niñas que en esta ocasion prendieron los soldados y vendieron en el Reyno y fuera dél a 8, 10, 12 y 15 ducados (aunque luego se discutio si era licito venderlos y tenerlos como esclavos), algunos vendian los mismos padres por muy poco precio, desesperados de poderlos embarcar, o tan necesitados que por no los ver morir de hambre executavan tan impía mercancía: fue este desvalixo en tanta cantidad y número que se puede afirmar de dos años a catorce no embarcaron diez: castigo justo del cielo, pues les privava de lo mas amado, aunque misericordioso respecto de sus sacrilegios y atrocidades. Acudio luego D. Agustin a Denia, para solicitar, fletar baxeles y aprestarles embarcacion: prevenida ya y aparejada, imbio por ellos, vinieron desnudos, desvalixados, enfermos, miserables, sin dinero y matalotaje: de esta forma se embarcaron en Denia y Xabia 13.200 de los rebeldes. En los pocos dias que estuvieron en los puertos aguardando tiempo, murieron muchos miserablemente y es de creer muy pocos vivieron, considerada su necesidad y desventura, y lo mas principal, los graves pecados que avian convertido contra la Divina Magestad, su Santísima Madre y benditos santos".
Por su parte, el capitán Del Corral, mucho más respetuoso y compasivo que los clérigos Escolano y Fonseca, escribe: "(É) persiguioles luego otra grandisima plaga, y fue que se embravecio de suerte contra esta canalla [los moriscos] la gente del Reyno y algunos soldados, que no fueron poderosos [no pudieron] vandos, amenaças y escoltas a escusarlos y librarlos de infinitas deventuras: matavan a los que por no poder caminar de flaqueza o otro accidente se apartavan de sus tropas, en medio de ellas los desnudavan y despoxavan hasta de los propios hijos".
Ya hemos visto que Escolano calculó en 13.000 los moriscos que se rindieron y bajaron del tercer peñón del Caballo Verde, sin contar niños. Boronat, por su parte, calcula entre 16 y 17.000 los que se rindieron. Aparte están los 2.000 que, aproximadamente, se fugaron. Por su parte, Fonseca asegura que fueron 13.200 los que se embarcaron en Denia y Jávea. Pero, ¿cuántos fueron hechos cautivos y vendidos luego como esclavos? En su informe sobre el embarco, el gobernador de Denia habla de "1.000 muchachos y muchachas que debieron de hurtar quando baxavan".
Este mismo gobernador dianense, Cristóbal Sedeño, escribe en su informe: "Los rebelados que se bajaron de la sierra de Laguar fueron 11.364 y en ocho dias que se tardo en hazer la embarcacion se murieron mas de 1.500".
El embarque se llevó a cabo entre los días 6 y 20 de diciembre, en naves mercantes. Sedeño consignó meticulosamente el número de moriscos que embarcaron en cada uno de los bajeles. En el puerto de Denia lo hicieron 1.008 hombres, 1.067 mujeres y 232 niños; mientras que en el puerto de Jávea no los distinguió por sexo y edades. En Denia embarcaron 2.307 y en Jávea 7.537, es decir, un total de 9.844 moriscos. "A esta suma hay que añadir los 1.000 niños vendidos o secuestrados, los 1.500 muertos mientras esperaban embarcar, los 4.000 muertos en el Caballo Verde y los 2.000 fugitivos, que dan un total de 18.344", explica Giner Guerri, que concluye: "Si en Denia embarcaron 232 niños, en Jávea debieron embarcar muchos más, lo cual desmiente la exageración de A. del Corral y Rojas, que decía que no habían embarcado ni diez. Pero estas cifras corrigen también los cálculos de H. Lapeyre, y los del informe de Diego de Amburzea de 25-II-1610, quien decía que de los <>, cifra que corresponde a los que bajaron a embarcar según Sedeño, pero no embarcaron todos ".
No hay comentarios:
Publicar un comentario