por GERARDO MUÑOZ LORENTE LA EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS EN LA PROVINCIA DE ALICANTE (XXXVI)
Mientras en Marruecos muchos descendientes moriscos conservaron sus apellidos cristianos o que recordaban su procedencia, en Argelia apenas sí perviven los de origen hispano.
Después de la expulsión de los moriscos del reino de Valencia siguió la del resto de España. El 12 de enero de 1610 fue decretada la de los moriscos de Andalucía y seis días más tarde la de los murcianos. A lo largo de aquel año de 1610 y hasta 1614 se sucedieron los decretos que afectaban a los moriscos de Extremadura, Aragón, Cataluña, las dos Castillas... De éstas últimas se calcula que salieron más de 100.000 moriscos; de Andalucía, unos 80.000; de Aragón, 64.000; de Cataluña, 50.000; de Murcia, 15.000.
Los destinos de estos moriscos fueron Marruecos (sobre todo andaluces, extremeños y murcianos), Argelia (en menor medida por encontrarse ya en esas tierras miles de moriscos valencianos) y Túnez (sobre todo aragoneses y castellanos). Pero también fueron desterrados a países cristianos: Italia y Francia, donde, sin embargo, fueron muy pocos los que se quedaron.
En Francia, la muerte del primer Borbón, Enrique IV, coincidió con la expulsión (mayo de 1610), lo que supuso un endurecimiento de las medidas adoptadas hacia los moriscos. Tres meses antes de su fallecimiento, el rey francés había condenado la expulsión y se había mostrado dispuesto a permitir la residencia a los que hicieran profesión de fe católica. Sin embargo, su actitud cambió al conocer las proporciones del éxodo y la mala disposición de los franceses hacia aquellos extranjeros musulmanes y, en su mayoría, pobres. El 25 de abril ordenó a las autoridades locales del sur de Francia que dirigieran a los moriscos españoles hacia los puertos de mar más próximos para su embarque, advirtiendo que podrían ser enviados a galeras quienes trataran de quedarse en tierra francesa. Estas medidas se extremaron tras la muerte del Borbón, ya que las autoridades regionales y locales actuaron con gran dureza contra los moriscos, hasta su total embarcación.
DOCUMENTADOS
Aunque la inmensa mayoría de los niños moriscos que se quedaron en tierras alicantinas adoptaron los apellidos de sus tutores cristianos, ya vimos anteriormente que algunos de ellos conservaron los de sus familias moriscas. Tenemos el ejemplo ya mencionado de Bay, un linaje puramente morisco del que se tienen noticias en Murla desde 1554 y que un morisquillo (bautizado Joan) mantuvo después de la expulsión, siendo heredado por sus descendientes al menos hasta 1643.
Pues bien, gracias al trabajo de investigación que han realizado Jaume Noguera (concejal de Cultura de Jalón), Josep Mas (Instituto de Estudios Comarcales de la Marina Alta) y Antoni Mas (Universidad de las Islas Baleares), se conocen otros apellidos moriscos (documentados antes de la expulsión) que, como Bay, fueron conservados por los descendientes de los morisquillos y que han sobrevivido hasta hoy: Baidal, Faraig, Reduán, Soch.
Luis Fernando Bernabé Pons, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante y una de las personas más entendidas sobre los moriscos, dice que es muy difícil identificar onomásticamente a los actuales descendientes de los moriscos que se quedaron aquí. La razón principal es que casi todos cambiaron sus nombres árabes por cristianos. No obstante, hay al menos cuatro apellidos registrados hace más de cuatro siglos como moriscos que perduran en la actualidad. Con la simple ayuda del boletín telefónico y consultando las páginas correspondientes a las poblaciones adonde fueron llevados un mayor número de morisquillos, nos encontramos efectivamente con que aparece el apellido Bay en Denia, Alicante, Xábia y Pego; Baidal en Denia, Alicante, Pego y Villajoyosa; Faraig en Denia y Pego; y Reduán en Jávea. ¿Quiere ello decir que estas personas son descendientes de aquellos morisquillos que se quedaron tras la expulsión de sus mayores en 1609? Es imposible asegurarlo, pero desde luego ahí están los apellidos y la documentación histórica para dejar abierta esta posibilidad.
Precisamente por lo contrario, porque conservaron sus apellidos cristianos o adoptaron otros que recordaban el lugar de su procedencia, es posible seguir el rastro de algunos de los moriscos que fueron expulsados. Así, Granadí se hacían llamar algunos procedentes de Granada; Balansi, de Valencia; Zagri, de las zonas fronterizas de Aragón, Cataluña y Valencia; Saraqusti, de Zaragoza, etcétera, si bien en conjunto serían llamados andalusíes.
En Marruecos
Decíamos que la inserción de los moriscos en el Magreb se realizó casi exclusivamente en zonas urbanas y periurbanas controladas por las autoridades marroquíes u otomanas (en el caso de Argelia y Túnez). En Marruecos, los moriscos disfrutaron de un proyecto político autónomo en las ciudades-repúblicas de Salé-Rabat y Tetuán. Es precisamente en esta última ciudad donde se conserva la mayor cantidad de documentación morisca, gracias a la cual muchos tetuaníes han averiguado sus raíces familiares, y también donde se conserva un gran número de apellidos hispanos: Abril, Becerra, Carmona, Denia, Escalante, Federico, Galán, Hornachos, Jerezano, Luque, Maldonado, Orgaz, Padilla, Ríos, Segura, Valenzuela, Zapata, etc. Como decía el catedrático Epalza, "el hecho de la pervivencia de esos apellidos indica el aprecio de esas familias por su origen andalusí. Indica también que aprecian el carácter plural de los moriscos, musulmanes hispanizados. Pero indica sobre todo que la sociedad marroquí en la que esas familias han vivido ha sabido respetarles con esos nombres extraños, sin que haya habido particular presión social para que los abandonaran y rechazaran así ese origen hispánico-andalusí. Con esas familias y sus apellidos se manifiesta de forma concreta, onomástica y genética, la general herencia andalusí de la sociedad marroquí".
Sin embargo, como fueron pocos los moriscos del reino de Valencia que buscaron el destierro en Marruecos, escasas son las huellas que sobreviven hoy de ellos en el país vecino, ni siquiera en los archivos moriscos de la ciudad de Tetuán, más allá de apellidos como el de Denia, arriba citado.
En Argelia
Sabemos que los moriscos valencianos se instalaron en un barrio de la ciudad de Argel y en su huerta, así como en el valle de La Mitidja, alrededor de las actuales ciudades de Blida y Kolea. Y también que las autoridades otomanas los acogieron en su mayor parte (principalmente a los intelectuales y adinerados), favoreciendo su integración en la sociedad argelina.
As-Sa'iduni, historiador de la economía argelina moderna, resume de la siguiente manera la importancia de los andalusíes en la Argelia otomana: "...renacieron muchas ciudades de sus ruinas, como Cherchel, Blida y Kolea. Florecieron la agricultura de los jardines e introdujeron especies agrícolas nuevas, como el algodón en Mostaganem o la viña en Annaba, mientras que Kolea se hizo famosa por la producción de seda natural".
Cuando muchos alicantinos (sobre todo eldenses, noveldenses y monoveros) emigraron a Orán en el siglo XIX, se encontraron con noticias de sus paisanos moriscos, llegados a esa ciudad y a sus vecinas Tremecén y Mostaganem dos siglos antes, conocidos como andalusíes pero integrados desde hacía muchas generaciones en la sociedad musulmana.
No obstante, a diferencia de lo que sucede en Túnez y en Marruecos (Tetuán, especialmente), es muy poco lo que realmente se conoce en la actualidad de los descendientes argelinos de nuestros moriscos. Existen huellas arquitectónicas en algunos lugares y leyendas familiares que hablan de su ascendencia andalusí, transmitidas generacionalmente pero sin ningún fundamento histórico y sin que se hayan conservado apenas apellidos hispanos. A esto se une la gran dificultad que los investigadores tienen para localizar las fuentes documentales, se lamenta el catedrático Bernabé Pons: "Los archivos de la época otomana ni siquiera se han ordenado".
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