"Algunos de los argumentos islamófobos actuales se empleaban casi tal cual para referirse a los moriscos"


Entrevista al profesor Luis F. Bernabé Pons, Catedrático de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad de Alicante y secretario de la revista 'Sharq Al-Andalus. Estudios Mudéjares y Moriscos'
Entrevistas - 14/09/2011 8:03 - Autor: Abdennur Prado - Fuente: Webislam


Luis F. Bernabé Pons
Webislam entrevista al profesor Luis F. Bernabé Pons, Catedrático de Estudios Árabes e Islámicos en el Departamento de Filologías Integradas de la Universidad de Alicante. Secretario de la revista Sharq Al-Andalus. Estudios Mudéjares y Moriscos.
Discípulo y durante años colaborador del añorado Míkel de Epalza, Luis Bernabé Pons es sin duda uno de los máximos especialistas sobre los moriscos. Sus líneas principales de investigación se centran en la Literatura Árabe, la influencia del elemento árabe-islámico en la literatura española y en la historia y cultura de mudéjares y moriscos.
Es autor de estudios de referencia, entre los que destacamos: El cántico islámico del morisco hispanotunecino Taybili (Zaragoza, 1988); El Evangelio de Bernabé. Un Evangelio islámico español (Alicante, 1995). Los moriscos: conflicto, expulsión y diáspora (Libros de la Catarata, 2009).
WI: El año 2009 se conmemoró el cuarto centenario del decreto de expulsión de los moriscos. Ha pasado un tiempo suficiente para realizar una valoración: ¿Qué es lo que destacarías? ¿Qué has echado de menos? ¿Crees que esta efeméride ha servido para dar a conocer la causa morisca entre los españoles?
— Creo que hay varias cosas que merece la pena destacarse: en primer lugar, que el tema morisco sigue siendo atractivo, recurrente, fértil e insoslayable, no ya en la historia del siglo XVI hispano, sino en la mentalidad española respecto al islam, a las minorías, al control y/o represión de la disidencia, etc. Segundo, que se ha incorporado al estudio de los moriscos una buena cantidad de investigadores con las metodologías más diversas y con puntos de vista variados y muchos de ellos innovadores. Tercero, que ya –afortunadamente- no se rehúye ningún tema, ni ningún debate. Cuarto, que, poco a poco, pero de forma honesta, se va haciendo un esfuerzo por reconstruir la verdadera dimensión identitaria de los moriscos, tanto en su aspecto islámico, como en su aspecto de grupo perseguido. Quinto, y relacionado con lo anterior, que aunque persisten definiciones y descripciones de corte meramente ideológico (tanto desde el punto de vista hispano –los Vidal, Losantos, etc.- como desde el punto de vista musulmán –yihad, la umma wahida, etc.-), éstas van quedando cada vez más empequeñecidas en la historiografía. Sexto, que todo el mundo está de acuerdo en que queda mucho por hacer, y no sólo de labor meramente archivística, sino hermenéutica.
Cosas que haya podido echar de menos: un análisis más profundo de la vida y mentalidad religiosas de los moriscos; un acercamiento más “cultural” a la comunidad morisca, y no sólo puramente histórico. Una interpretación del morisco como homo hispanicus y como homo religiosus. Hay que intentar responder a preguntas, quizá demasiado directas, pero claves, como ¿se podía ser/sentirse español y morisco? ¿Podía un morisco llegar al Magreb y sentirse en tierra extraña? Parecería en cierta manera que la vida religiosa de los moriscos, o su vida en general, se encerrase entera en el criptoislam, haciendo de la prudencia –o hipocresía, según se quiera ver- una columna vertebral vital, cuando es un simple fenómeno. En cierta manera, se sigue viendo a los moriscos falsamente como una unidad con pocos matices. Igualmente he echado de menos un mayor esfuerzo por seguir investigando acerca de la diáspora morisca y especialmente acerca de su valoración. Aunque es cada vez más conocida en general (y a ello ha contribuido grandemente el aniversario), los distintos aspectos del exilio morisco sólo son conocidos por especialistas. Otra cosa que se echa de menos es el análisis comparativo entre judeoconversos y moriscos, o entre judíos y marranos. Aunque evidentemente se han hecho trabajos, poco a poco vamos sabiendo más de las relaciones que mantenían ambas comunidades.
Las publicaciones y congresos se multiplican, pero, ¿conoce el gran público el significado de la expulsión de los moriscos? ¿Tiene conciencia de la importancia y significación de este hecho en la historia de España?
— Me temo que el tema morisco no ha llegado completamente al gran público, por lo menos en toda su extensión. Aunque el aniversario ha supuesto un gran paso adelante en este sentido, mi experiencia es, primero, la sorpresa de muchos al enterarse del asunto y, segundo, la mezcla inconsciente y supongo que irremediable entre andalusíes, mudéjares, moriscos, turcos, etc. Lo mismo pasa con lo de la importancia: dejando de lado a los entusiastas pro y anti, son pocos los que conocen realmente qué significó este hecho en 1609. De hecho, creo que para muchos los musulmanes en España acabaron en 1492.
En la justificación discursiva de la expulsión se mezclan a menudo argumentos propios de la razón de Estado con otros de corte teológico. Lo cual parece hasta cierto punto lógico en un contexto en el cual el fundamento del estado es confesional.
— No existen los unos sin los otros en el siglo XVI, en los Estados cristianos y en los islámicos. Hay que tener en cuenta, por encima de todo, que se trataba de expulsar a cristianos, y teológicamente eso no se sustenta. Por mucho que ciertos eclesiásticos vociferasen y aplaudiesen, la Iglesia o la Inquisición no se entusiasmaron con la medida. Lerma andaba desesperado para reforzar la justificación desde le punto de vista teológico, pero no tuvo éxito: por ello en los decretos tuvo que reforzar las razones “de Estado”, aunque muchos en las Cortes sabían que la amenaza de rebelión, la connivencia con el turco, etc, eran sólo figuraciones sin más fundamento. Pero si lo que se quiere es dar una imagen de firmeza ante los enemigos europeos (ésta es una de las tesis que más ha corrido en los últimos años), hay que manejar ambos frentes.
¿En qué medida la islamofobia actual repite esquemas que tienen su origen en la época de la expulsión?
— La islamofobia actual, teniendo elementos nuevos evidentemente, hunde sus raíces en el pasado. Puede constatarse que algunos de los argumentos islamófobos empleados en la actualidad se empleaban casi tal cual para referirse a los moriscos en los siglos XVI y XVII: el miedo a lo desconocido, el odio a lo diferente, la extrañeza ante ritos diferentes, la negatividad excluyente hacia el otro... Leer algunos documentos clamando por la expulsión de los moriscos suena, a veces, muy actual.
En los últimos años hemos asistido a varios intentos de exonerar a Juan de Ribera de toda responsabilidad. ¿Cuál es tu opinión al respecto y, sobretodo, tú valoración del papel del Patriarca en la “solución final” aplicada a los moriscos?
— Los intentos se califican a sí mismos generalmente viendo la procedencia intelectual de los autores. Juan de Ribera, en mi opinión, fue el propagandista máximo de una ‘solución final’, dictada desde el desaliento y el resentimiento por el poco resultado de su acción pastoral. Y creo que cuando vio acercarse la medida le entraron dudas, quizá resquemores, desde su posición de teólogo. Pero él contribuyó –y mucho- a crear esa imagen de inasimilabilidad morisca.
Una de las polémicas suscitadas se da en torno a la conveniencia o no de calificar como 'genocidio' lo sucedido a los moriscos. Si nos atenemos a la definición de Naciones Unidas, pocas dudas hay al respecto (Ver: http://www2.ohchr.org/spanish/law/genocidio.htm). Sin embargo, muchos historiadores se niegan a aplicar dicho calificativo al drama morisco. ¿Cuál es tú opinión al respecto? ¿A qué crees que se deben dichas resistencias?
— Quizá a que esa definición tan redonda parte del análisis de la experiencia nazi. Podría ser una buena cosa, en la línea de Christiane Stallaert, comparar ambos fenómenos: la saña antomorisca de la España del XVI con la saña antijudía de la Alemania del Reich. ¿Es un genocidio la acción de Felipe IV? Sí en la medida que intenta acabar con una comunidad. ¿Pero qué hacemos con las excepciones que los propios bandos marcan? ¿Y con los moriscos –curas, frailes, nobles, matrimonios mixtos, niños…- que se quedan legalmente? Quizá flota el problema conceptual de qué era la comunidad morisca. ¿La identificada por las autoridades? ¿Las listadas por la Iglesia?
La literatura morisca no se enseña, no se conoce, no se valora ni es vista como parte de la literatura española… Sigue viviendo en una tierra de nadie, como los propios moriscos: no pertenecen enteramente ni a oriente ni a occidente, ni a España ni al mundo islámico. Pero tal vez en eso radica su fuerza, al mismo tiempo como testimonio de un colectivo que se resiste a desaparecer y como muestra de la creatividad que se desarrolla a los márgenes del poder. ¿Qué es lo que destacarías de dicha literatura? 
— En primer lugar su propia esencia, como señalas, fronteriza. Es española, pero al tiempo islámica (¿se puede ser en el XVI-XVII español y musulmán?); es árabe y no lo es al tiempo. Del mismo modo, su carácter de resistencia: los moriscos la cultivan, esforzada y peligrosamente, porque quieren hacerlo. Hubiera sido más fácil hacerlo, por ejemplo, en letras latinas, pero querían dar testimonio dentro de su comunidad. Por otro lado, esta literatura al margen del poder es un testimonio fascinante de unSitz im Leben: unos musulmanes que por decenios ya han vivido bajo poder cristiano ¿cómo modelan su pensamiento? ¿qué valores (antiguos, nuevos) van teniendo? ¿cómo se van adaptando a la sociedad en la que tienen que vivir? ¿cómo se van a sí mismos frente a la sociedad, frente a la Historia, frente a la Religión?
Son preguntas de las que en la literatura morisca solemos hallar respuestas diferentes a las de los procesos de inquisición o las actas notariales. Los escritos del Mancebo de Arévalo, por ejemplo, nos revelan a unos moriscos que hasta hace poco hubieran sido impensables para la crítica: moriscos que leen la Celestina o Kempis (¿y por qué no los iban a leer? ¡No son todos ignorantes labriegos!); moriscos que viven libremente como musulmanes… La literatura morisca nos revela el mundo fascinante que también nos revelaba Quevedo: el mundo oculto, clandestino y mal tolerado de la España de los Austria.
Hace dos años y medio nos dejó el Profesor Mikel de Epalza, sin duda uno de los más grandes especialistas del mundo en la cuestión morisca, pero también una personalidad entrañable y un auténtico maestro. Como uno de sus discípulos y más estrechos colaboradores, ¿podrías hacer una breve valoración de su legado?
— La labor académica y científica de Míkel de Epalza ha sido a la vez variada y profunda. En los campos de la Historia, de la Islamología, de las minorías o de las relaciones islamo-cristianas sus aportaciones han sido de enorme importancia. Algunas de sus obras, como el análisis de la Tuhfa de Turmeda/Tarchumán, sus libros sobre los moriscos o su traducción catalana del Corán son piedras de toque en los estudios árabes e islámicos y la vigencia de muchas de sus investigaciones, citadas continuamente, está asegurada.
¿Podrías darnos tú opinión sobre Webislam? 
— Webislam es con seguridad la mejor página musulmana que existe en castellano, llena de material e informaciones interesantes. Su seguimiento de la actualidad, sus análisis ponderados y la ausencia de algunos tópicos que aquejan a otras páginas similares la convierten en un espacio de mucho encuentro.
Saludos

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