La memoria está que arde


Ayer domingo por la mañana tuvo lugar en la plaza Bibrambla de Granada un acto conmemorativo de la quema de libros escritos en árabe, acaecida en esta misma plaza en 1502, bajo los auspicios del cardenal —entonces todavía arzobispo— Jiménez de Cisneros.

Dicho acto, intitulado Arde la Memoria,  fue organizado por la plataforma Granada Abierta, que viene trabajando desde hace unos veinte años en varios frentes —Día de la Toma por ejemplo— para que esta ciudad sea, como ya lo fue en el pasado, un espacio para la diversidad y la coexistencia entre diferentes sensibilidades o modos de entender la vida. Actuó como introductor Francisco Vigueras, presidente de la plataforma, dando paso a los intervinientes de distintas nacionalidades, que recitaron poemas en árabe y castellano, y amenizado por el juglar Javier Tárrega. También tomó la palabra Francisco Puentedura, candidato por Granada de Izquierda Unida Los Verdes en las próximas elecciones municipales.

No fue un evento con asistencia multitudinaria, pero ahí queda el gesto como un canto contra una barbarie que nunca debió de suceder, y que esperemos nunca más se repita en ningún lugar. Recordemos que la intención de quienes patrocinaron aquella iniquidad fue erradicar la huella escrita de la civilización islámica, que tanto esplendor aportó a la época. Más de 5000 libros, todos manuscritos, ardieron en vergonzosa pira pública, y con la columna de humo, visible desde muchas leguas, pretendieron desvanecer un extensísimo cúmulo de conocimientos científicos, literarios, artísticos o filosóficos, que durante varios siglos los intelectuales musulmanes se esforzaron en recopilar. Pero recuerdo aquí, que el propio Cisneros, artífice de la barbarie, unos años después, enfermo y desahuciado por la Medicina “católica” recurrió desesperado a los médicos moriscos para que le salvaran de su mal.

Aprovecho para puntualizar que en el texto difundido por internet para esta convocatoria, y reiterado en alguna intervención durante el acto, se mencionaba 1499 como la fecha de esta infame hoguera. Algo inexacto, pues existe total consenso entre los expertos en datarla el 23 de febrero de 1502 (otro 23 F), nueve días después de la famosa pragmática firmada por Isabel I de Castilla, que decretaba la conversión forzosa o el destierro para todos los musulmanes del antiguo Reino de Granada. Pragmática que, dicho sea de paso, violaba flagrantemente el pacto escrito alcanzado con Boabdil el 25 de noviembre de 1491. Es decir, un desafuero seguido de un aberrante desaire. Y ahí empezó el desastre: la absoluta catástrofe para cientos de miles de conciudadanos, y la esquizofrenia para un Estado que no acaba de asimilar aquella indecente hecatombe humana.
José Urbano Priego


2 comentarios:

  1. ¿Conoces algun documento donde se diga que la fecha fue 1502? ¿Estaba en 1502 Cisneros en Granada? Porque a finales de 1499-principios de 1500, sí estaba. En esta revuelta del Albaycin pudo ser la fecha de la Quema de Bib-Rambla

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  2. Me documenté con rigor sobre esas fechas en Granada para escribir mi libro EL TAGARINO... y he encontrado total unanimidad entre los expertos del tema en que la fecha exacta fue el 23 de febrero de 1502. Voy a hacer una pequeña investigación expresa al respecto para certificar con documentos tal dato. Pero por otras referencias colaterales que manejé, sé que pasaron 2 años enteros desde las revueltas del Albayzín (comenzaron el 23-12-1499 hasta mediados de enero de 1500) y la Quema de libros de Bibrambla.

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